CONSIENTE

CONSIENTE

Sale de su casa, la veo.

Es justo antes del atardecer, cuando la miro caminar muy apresurada por la banqueta.

Ella está tomando la mano de una preciosa muñeca de caireles cobrizos, tez blanca y coloradas mejillas.

Lágrimas en sus ojos tiene.

Vagamente un raro recuerdo a la mente me llega. Ella, está conmigo, sonriendo, estamos en un bello bosque con cipreses muy verdes y rosales tupidos de flores tan coloridas como un atardecer. 

Pinos, el aroma me enloquece.

Ella recolecta algunas frutas silvestres que por ahí se encuentran. Reímos mucho, tanto que tengo lágrimas en los ojos.

Ya estaba oscureciendo cuando decidimos irnos.

Nos tomamos de las manos y juntas caminamos, me dolía desgarradamente (si bien recuerdo), el corazón y la cabeza.

Ella no lo notó porque yo sabía disimular muy bien, ella no sabía nada y me arrepiento.

Ahora la veo caminando.

Me siento impotente, quiero hablarle pero no puedo, hay algo que está en contra de mis movimientos.

La miro y la sigo.

¡Oh! ya la veo andando hacia la entrada de un siniestro lugar, un dolor en el pecho me encadena.

Con mucho esfuerzo ahora puedo verla, caminando hacia la lápida con esa muñeca, mi favorita.

¡Oh! ya recuerdo, ahora es mi cumpleaños y puedo mirar a mi pobre hermana corriendo hacia mi tumba.

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Por: Anna Pardo.

(NO PLAGIO)